La fundación de la ciudad de Bath, aunque tiene orígenes celtas y romanos, ocurrió en el 1088, cuando el rey Guillermo el Rojo cedió la ciudad como feudo personal a Juan de Tours, médico de Guillermo el Conquistador, padre de Guillermo el Rojo. Juan de Tours se volvió obispo de Wells y abad de una abadía de Bath, pero trasladó su sede episcopal a su señorío por un periodo breve de tiempo hasta que sus sucesores la devolvieron al lugar original.
La abadía de Bath fue fundada en el siglo VII bajo la regla benedictina. Experimentó varias reformas constructivas a través del tiempo. Una de ellas fue las realizadas entre los siglos XV y XVI que terminaron varios años antes de iniciar la reforma protestante dirigida por el rey Enrique VIII de Inglaterra.
La ciudad de Bath destaca también por sus famosas termas romanas cuyos orígenes se remontan a época prerromana. Según la tradición, antes de que los romanos construyeran las termas, existía en el emplazamiento un antiguo santuario celta.
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