El País / 9 julio 2018
La novela de El nombre de la rosa cuenta como Fray Guillermo de Baskerville, un monje franciscano, y su inseparable discípulo, el novicio Adso de Melk, visitan una abadía benedictina situada en el norte de Italia para esclarecer la muerte de un joven monje. Poco después, algunos de sus compañeros también fallecen. Todos ellos tenían algo en común: habían leído la Poética de Aristóteles. Este ejemplar contenía una sustancia tóxica que provocaba la muerte de todo aquel que se lamiera los dedos tras tocarlo. Y como si de este texto de Umberto Eco se tratara, la biblioteca de la University Southern de Dinamarca ha encontrado tres libros antiguos que presentan altas concentraciones de arsénico en sus cubiertas.